domingo, 7 de noviembre de 2010

Estoy cansado de actuar

Toda la vida he actuado. Y como nunca tuve dotes de actor, actuar siempre fue un sacrificio.
Tengo un cuerpo horrible. Feo por dentro y por fuera, para nada atractivo de pies a cabeza. Débil y enfermizo. Y tuve que actuar de niño fuerte, de adolescente fuerte, de jóven fuerte, de adulto fuerte, siempre cuesta arriba, a expensas de un dolor permanente e inmisericorde.
Actué de buen hijo, porque no me quedaba otra. Estudié lo que estudié porque ese era el mandato.
Actué de religioso. ¡Que buen actor! Nooooo! ¡Que mal actor! ¡Que esfuerzo! ... al pedo.
Actué de marido fiel. Mi fealdad lo hizo más fácil. Mis represiones hicieron el resto. Mi cobardía y mis inseguridades surgieron de mi fealdad y constituyeron un círculo vicioso de acero, un aro de tristeza y fracaso.
Me casè. Me cazaron. ¿Habría tenido oportunidad mejor para parecer normal?
Fui fiel. Lo cierto es que ninguna mujer bella e inteligente me habría mirado (porque además no soy rico).
Paradójicamente, mi esposa sí es bella e inteligente. Pero su exito en mi caza se sustentó a partir del deseo de su madre de tener un yerno médico. Mi madre quiso que yo fuera médico ¡Todos lo querían!. Y actué, actué y actué, hasta que fui médico. Y seguí actuando... de médico.
Ahora estoy cansado de actuar, muy cansado. De padecer esta genética de mierda, de tanto dolor.
Quiero librarme. quiero descansar de una vez por todas

No hay comentarios:

Publicar un comentario