domingo, 5 de diciembre de 2010

La Verdad, eterna fugitiva


La Verdad ha estado desde siempre sometida al juicio de los mentirosos. Y de ellos, quienes la invocan todo tiempo, ha huido desde la eternidad.

La Verdad es una fugitiva. Por eso la Verdad no se ofrece, hay que salir a buscarla. 
Y encontrarla no es tarea para nada fácil. Si alguien dice saber donde hallarla, probablemente tan sólo por decir eso ya miente.

Los mentirosos han creado conceptos como universalidad, magnanimidad. ¨Verdades absolutas¨ llegaron a llamarlas.

Así es que los hombres, que desde que caminan en dos pies, y se creen los únicos capaces de mirar arriba hacia el infinito, elevan sus ojos soberbios y a la vez ignorantes, como buscando en la inmensidad etérea una figura fantasmagórica, a esa Verdad que en realidad desean no encontrarla.

Y la verdad, humilde pero sabia, lo ha permitido. 
Pequeña, prófuga de podios, sotanas, y discursos, ha logrado camuflarse entre pequeñeces. Desde la clandestinidad ha logrado su supervivencia.

Algunos, con dudosa credibilidad, afirman que la han visto viajando sobre las vías de un tren. "Debe ser poderosa, veloz", dijeron ésos testigos, imaginando quizás que la verdad viajaba como un tren, o que viajaba en el tren, o era el tren mismo.

Pero,en realidad a la Verdad le gusta viajar entre las vías, donde sobran las piedras, estas piedras que viven una especie de lucha eterna contra la maleza, contra las espinas. Por allí anda la Verdad, escondida, abstraída del bullicio de la gente y de sus máquinas

La gente le teme a las vías de los trenes; por eso es uno de sus lugares favoritos.
Y cosa llamativa, a la Verdad no le gusta correr sobre los rieles, suaves y alisados. Aunque sería más cómodo el andar, los siente peligrosos.
Entonces transita entre medio de ellos, evitándolos, si fuera posible ni quiere rozarlos, ni al de un extremo ni al otro.

Camina despacio, con apariencia torpe (solo es lo que parece), dando pequeños saltos y haciendo equilibrio, de durmiente en durmiente, intentando esquivar las piedras o escondiéndose entre ellas.

En cambio la mentira… la mentira viaja en tren


Daniel Gomsky